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15 años, mi amor. 15 años que el Celta no se clasificaba para una semifinal de Copa. Y de qué manera… Nada más y nada menos que ante el presente co-líder de, la que dicen, la liga más competitiva del mundo, el Atlético de Madrid.
Antes de nada, tengo que admitir que fui una de las que se unió al carro de críticas que cayeron sobre Berizzo cuando se conoció la alineación que jugaría sobre el césped de Vallecas… (¿Goldar? ¿Quién coño es Goldar?). Pues bien, pido disculpas. Efectivamente, el fin justifica los medios.
La verdad es que por amor ciego que le tenga a mi humilde club, y aún a pesar de la tremenda temporada que están firmando los celtiñas, no me hubiese jugado los ahorros de mi vida a que los vigueses marcarían 3 goles en un solemne Vicente Calderón. Buena decisión la mía, pisar ese estadio por primera vez, por cierto.
Cuando sonó mi despertador a las 7 de la mañana, jamás imaginé que un miércoles cualquiera hubiese terminado cogiendo tan buen color. La primera sorpresa fue encontrarme con la generosidad inesperada de mi jefe. Un vigués y colchonero, nada menos, que decidió regalarme desinteresadamente 3 entradas-5 estrellas para que disfrutase de una noche para el recuerdo. (Sí, mi jefe mola y lo sabes).
Para más inri, tuve la suerte de contar con un acompañante de lujo. No por el nivel del galán, sino por su condición de rojiblanco. Y es que sólo hay algo mejor que vivir una victoria histórica en primera persona, y es vivirla al lado de un derrotado. Un derrotado que, por otro lado, tiene buen perder y encima te invita a cenar.
Entre medias, poco que contar. Más que nada porque ya os habréis enterado, hasta el mismísimo Pedrerol dedicó su famoso editorial a la gesta de los celestes. Lo que se vio el miércoles sobre el césped del Calderón fue un Celta sin complejos, que se adelantó en el marcador con una jugada ensayada (y de cabeza) ante el estratega equipo del Cholo; un Celta que, a pesar de encajar el gol del empate, no hizo sufrir a los suyos… (Que tan acostumbrados estamos al amargo sabor de la derrota); un Celta que a pesar de jugar con el marcador a favor, no sólo frenó los tanques del rival, sino que fue ambicioso y rentabilizó sus ocasiones al máximo, materializando en los momentos que más dolieron.
Cierto es que el Atleti no mostró su mejor versión, sin embargo y, aún a pesar de mi falta de objetividad, me mojo sin temor a represalias diciendo que los tanques rojiblancos no dieron más de sí básicamente porque los de Berizzo humedecieron su pólvora y, de paso, excitar al público. Sobre todo con el golazo de John. John Guide–, John Güidet– ¿Cómo carajo se pronuncia “Guidetti”?
Y esta mañana la fortuna ha vuelto a llamar a la puerta de los celestes en el sorteo de Copa esquivando a la bestia culé, que era el fantasma más temido de todos los monstruos que dormían en el bombo. Veremos el próximo miércoles, en Sevilla, si el camino del Celta sigue dirección a su primer título copero para enfrentarse ante Valencia o Barcelona.
Por cierto, si te estás preguntando quién era el tercero acompañante, no pierdas el tiempo. En según qué casos tres son multitud y lo mejor de que te regalen entradas de tribuna es que no te duele usar uno de los asientos para dejar el bolso y apoyar las pipas.
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