Mis primeros 90 minutos
Escrito por Maggie Alonzo
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- 02 noviembre 2015
- en Más Fútbol
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Mis primeros 90 minutos
Después de una larga pausa y desconexión en el mundo deportivo, era difícil pensar en un artículo sobre el siempre apasionante mundo del fútbol que empezara a compensar estos meses de ausencia. Felizmente, la inspiración me ha llegado por medio de mi hermano menor, que me ha compartido un vídeo que ejemplifica la conexión tan importante padre-hijo, o en mi caso padre-hija, cuando asistes a tu primer partido de fútbol.
No es porque me acuerde de los detalles pero siempre que voy al estadio recuerdo aquel lejano partido en los años 80’s. Hablando con mi padre supe que esa vez no íbamos a ver al equipo de mi pueblo, los Príncipes Azules del Cobán Imperial. Yo iba muy emocionada porque mi hermano mayor, que se encontraba en la base naval, había llegado a la ciudad a jugar un torneo nacional inter-zonas militares.
Yo tenía apenas 2 años y siempre estaba con mi padre. Era su sombra y su compañía, y qué mejor forma de compartir tiempo de calidad que mezclando el fútbol que él adora con ver a su hijo, mi querido hermano, en el campo. Esa fue la primera vez que llegué al ecológico de América, el Estadio Verapaz. Supongo que las sensaciones no varían a las de mis recuerdos. Lo importante que es encontrar una buena ubicación, nunca en las gradas, sino en la montaña, debajo de los árboles, porque el lugar preferencial del Verapaz es ahí, entre los pinos, porque tienes la mejor vista del campo y la refrescante sombra.
Estaba por presenciar unos emocionantes 90 minutos que me marcarían el resto de la vida. Mi padre me dice que permanecí callada y muy atenta todo el partido. Apenas hice preguntas, pero observé detenidamente las reacciones de la gente y las formas de apoyar a los equipos. Mi padre intentó explicarme las reglas básicas sobre los goles y las faltas, pero obviamente no sabía contar a esa edad, así que no me di cuenta de que era la jugadora número 12 desde los pinos (porque nos sentamos en la montaña).
El resultado, no lo sé y mi padre no lo recuerda. Al final del partido saludamos a mi hermano que dejó todo en el campo. Seguramente muchas chicas le aplaudieron, porque mi hermano es muy guapo, además estoy segura de que fue un excelente jugador. Pocos recuerdos tengo de él, ya que lo mataron cuando yo tenía sólo 3 años, pero recuerdo su carisma, su gran cariño y sé que era muy querido entre la gente. ¡Ese día él y mi padre fueron testigos del nacimiento de una fanática del fútbol!
Felices por lo alegre que fue mi primera visita al estadio, regresamos la semana siguiente a ver al que sería, mi primer gran amor: el Cobán Imperial. Toda la ciudad está ahí, siempre es así, mi papá saludaba a todo el mundo, todos apoyando al Cobán. El coloso de Santo Domingo estaba de azul, estaba a punto de presenciar sin saberlo, una de las experiencias que más iba a influir en mi vida, el volverme seguidora de un equipo, compartiendo tiempo valioso con mi padre, y fue el inicio de innumerables visitas al estadio, acompañada de papá y algunas veces de mi abuelo.
El Cobán es un equipo muy querido en Guatemala. Durante muchos años fuimos el equipo del “ya merito”, porque “ya casi” éramos campeones y siempre sucumbíamos ante los dos grandes de la capital. Nos llamamos los Príncipes Azules, porque Cobán es la Ciudad Imperial de Carlos V, así que nosotros somos la “realeza” del fútbol guatemalteco. El uniforme del equipo es azul, y es impresionante ver cómo desde chicos hasta ancianos, la gente llega vestida de ese color al estadio, el día que el Cobán juega es prioridad ir al Verapaz.
Cuando empezó el partido, cuenta mi padre que empecé a insultar al árbitro y cuando me preguntó por qué utilizaba ese vocabulario le respondí: “Papi, aquí así se dice”. Entonces comprendió que del partido anterior, fijé en mi memoria los clásicos reclamos de la gente y opté por repetirlos en mi regreso al campo. Ha de haber sido impactante para mi padre ver a su niña de 2 años gritando palabrotas. También me aclaró que no era la forma de comportarse y que había otras formas de hacer sentir la pasión que el fútbol genera. Pero ¿qué es el fútbol sin emociones? Con el pasar del tiempo con el Cobán he sufrido y llorado descensos, he celebrado ascensos e incluso hemos tocado el cielo en el histórico 6/6/04, cuando en tiempos extras vencimos a los rojos del Municipal y: ¡¡¡Fuimos Campeones!!!
En mi vida he tenido la dicha de disfrutar de partidos en distintos estadios del mundo, he visitado muchos de los más emblemáticos como el Santiago Bernabéu, el Maracaná o el Azteca que han albergado finales de copas del mundo o de la Champions League, sin embargo, ninguno es como querido Estadio Verapaz ya que fue ahí en donde tuve la dicha de acompañar a mi padre y vivir mis primeros 90 minutos.
Comentarios ( 2 )
Q bonitas palabras amiga…..!!!!! Recordé tanto a mi papa a través de tus letras….!!!!!
Gracias Analu, es que esas memorias son especiales, sobre todo nosotras que tuvimos la suerte de tener padres maravillosos, un abrazote!